viernes, 1 de agosto de 2025

CASTAGNÉTTE.

 
En italiano, el término castagnétte designa un instrumento de percusión perteneciente a la familia de los idiófonos de entrechoque. Se trata de un objeto compuesto por dos piezas duras, tradicionalmente fabricadas en hueso o en madera de boj (bosso), con forma de conchas o cascarillas. Estas piezas se atan a los dedos y se hacen sonar al golpearse entre sí con movimientos ágiles y rítmicos de la mano. El sonido resultante es seco, brillante y percusivo, perfectamente adaptado al acompañamiento de la danza.

La palabra castagnétte parece provenir del español castañeta, diminutivo de castaña, en una referencia muy divulgada a la semejanza formal entre las piezas del instrumento y el fruto del castaño. Esta etimología confirma el origen hispánico del término, que fue adoptado en el ámbito musical italiano con su correspondiente forma plural femenina.

En algunos contextos populares, el término se extiende también al gesto de hacer sonar los dedos, especialmente cuando se chasquea el pulgar contra el dedo medio. Esta acción, muy común en danzas como la tarantela, produce un sonido seco que evoca el timbre del instrumento y se denomina igualmente castagnette por analogía.




El uso de las castagnétte está documentado en numerosas fuentes literarias italianas. Giambattista Marino, en su poema Adone, describe a una joven que danza con “due castagnette di sonoro bosso”, una imagen que revela tanto el material como la función expresiva del instrumento en el contexto del baile. Rucellai, por su parte, hace referencia a un “balletto spagnuolo” acompañado “a tempo di castagnette”, lo que evidencia la clara asociación del instrumento con la tradición coreográfica española. Panciatichi introduce una nota humorística al afirmar que incluso las nacchere, o castagnette, “se fríen”, en alusión a que cuanto más suenan, mejor es el efecto musical, invirtiendo irónicamente la norma culinaria de Bartolomeo Scappi, que prefería que la fritura no hiciera ruido. Anton Francesco Segni también subraya el vínculo hispánico al hablar de la danza “alla spagnuola” acompañada con el sonido de las castagnette.

Desde el punto de vista organológico, Giovanni Battista Martini compara el instrumento con el crembalo, que asegura está compuesto por conchas o huesecillos que, al ser golpeados entre los dedos, producen un sonido característico. Esta comparación con las nacchere y castagnette resalta la continuidad entre formas populares e instrumentos más elaborados. En tiempos más recientes, Matilde Serao recoge en tono costumbrista cómo una niña, tras ser regañada, se encierra en un rincón, baila la tarantela e imita con los dedos el sonido de las castagnette, lo que demuestra la vigencia del gesto y su arraigo cultural. Incluso Eugenio Montale, en clave poética, evoca en uno de sus versos un “ritornello di castagnette” como imagen sonora de un tiempo interrumpido o alterado.

El uso de las castagnette está extendido en el sur de Italia —donde se integran en las danzas tradicionales napolitanas, calabresas y sicilianas— y algo menos en el norte, especialmente en Emilia-Romaña, donde reciben el nombre dialectal de castagnòli. Aunque muy similares a las castañuelas españolas en su forma y función, las castagnette italianas tienden a ser de mayor tamaño y su ejecución es, en general, más simple y directa, conservando un carácter popular y festivo profundamente enraizado en la tradición oral.


NACCHERA.

 
 (del árabe nakkara, y este del kurdo nakera, "concha de madreperla"). El término nacchera posee una larga y rica historia semántica en el ámbito italiano, con múltiples acepciones que oscilan entre lo organológico, lo zoológico y lo metafórico. Su uso más común y consolidado remite a las castañuelas o instrumentos similares, empleados tanto en la danza tradicional española como en la música folclórica del sur de Italia. 

En su acepción musical, la nacchera es un instrumento de percusión de entonación determinada, formado por dos piezas cóncavas de madera dura, de tamaño algo menor que la palma de la mano, unidas por una cuerdecilla. Se colocan por pares (una en cada mano), se atan al pulgar o al dedo medio y se hacen sonar mediante los dedos restantes, que las golpean rítmicamente. Su origen se ha vinculado con los antiguos crótalos egipcios de madera o metal, y se considera estrechamente emparentado con las castañuelas españolas, con las que comparte forma, función y técnica de ejecución.

Además del uso en contextos musicales populares —como el fandango, la tarantela u otras danzas tradicionales—, la nacchera también ha sido descrita como juguete sonoro infantil, elaborado con materiales más humildes como conchas, cáscaras de nuez, huesos o incluso loza. En este sentido, se asemeja a los idiófonos rústicos de entrechoque presentes en muchas culturas europeas.

Desde el punto de vista lingüístico y literario, nacchera ha dado lugar a múltiples expresiones figuradas en italiano: battere le nacchere (componer versos aduladores), convertire le mani in nacchere (marcar el compás con las manos), portare le nacchere (seguirle el juego a alguien), o valer un pelo di nacchera (no valer nada). También aparece en usos eufemísticos y burlescos, como en rendere tributo a suon di nacchere alla contessa di Civillari, expresión popular para referirse a flatulencias ruidosas, registrada ya en Boccaccio.




Se conocen formas diminutivas como naccheretta o naccherino, esta última usada también para referirse cariñosamente a un niño vivaz y encantador. Igualmente, derivan de este término los sustantivos naccheraio (tocador de castañuelas) y los verbos naccherare o naccarare, con el sentido de “tocar las castañuelas” y, por extensión, de hacer ruido, bromear, ridiculizar o escribir poesía de escaso valor.

En el contexto de esta Enciclopedia de las Castañuelas y otros Idiófonos de Entrechoque, nacchera merece mención por su papel clave en la historia de los instrumentos de entrechoque en Europa. Su evolución semántica, desde designar una concha marina hasta convertirse en sinónimo de castañuela, constituye un ejemplo revelador de cómo la función sonora de un objeto puede determinar su denominación, incluso cuando los materiales cambian. Este desplazamiento del significado desde el objeto natural (concha) al artefacto musical (castañuela) es paralelo a fenómenos observados en otras lenguas y tradiciones populares.

Así, la nacchera, en sus múltiples formas y significados, se erige como un testimonio lingüístico, organológico y cultural de la pervivencia del gesto de entrechocar objetos rítmicamente para acompañar el movimiento, la danza y la expresión corporal.







Las tablillas de San Lázaro en la edad media.

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